El pasado 28 de marzo, mientras en Zaragoza se inauguraba la red wifi pública en toda la ciudad, se presentaba en el congreso de los Diputados una Proposición no de Ley sobre Protección de la salud frente a la exposición a los campos electromagnéticos, para su debate en la Comisión de Sanidad, Política Social y Consumo.
En ella se proponen, entre otras cosas, el establecimiento de distancias mínimas biosanitarias para la fuentes de emisión, la regulación el uso del móvil, redes WIFI y otras tecnologías inalámbricas por menores de edad así como en el transporte público y centros públicos y, en definitiva, aplicar el principio de precaución en todas las actuaciones de telecomunicaciones que se proyecten.
En aplicación del principio de precaución, varios países de nuestro entorno han rebajado los niveles de le exposición de la población mediante reformas normativas. Tal ha sido el caso, por ejemplo, de las 16 ciudades francesas que han reducido los niveles a 0,2 microwatios/cm2 (0,6 V/m), la ley francesa que prohíbe el móvil a los niños en las escuelas, la recomendación de varios gobiernos europeos de usar el cable en vez del WIFI en las escuelas y su retirada de centros educativos y bibliotecas en Francia, la orientación del gobierno alemán de minimizar la exposición doméstica, o el Principado de Mónaco que ha impuesto un límite máximo de radicación de 4 V/m para las altas frecuencias y 6 V/m para las demás fuentes de emisión, mientras en España estos límites oscilan entre 41,58 y 61 V/m.
No soy adivino pero puedo pronosticar que la propuesta del congreso de los diputados no seguirá adelante. Las empresas de telecomunicaciones están consiguiendo el mismo poder que la industria farmacéutica. Ambas compran con la misma moneda: el miedo de las personas. Una de ellas a la enfermedad, y las ondas a la soledad, que tanto acecha al mundo globalizado en el que vivimos.
MI TESTIMONIO DE VIDA
ResponderEliminarMe llamo Hugo Lobato Ysla, tengo 39 años. Durante 14 años estuve viviendo en la casa de mi abuela paterna, donde ya estaba una antena de telefonía celular, teniendo un cuarto a menos de 10 metros de la antena de celular, en los transcurso de los años,y tuve que mudarme de domicilio.
Todo desarrollo y avance científico tiene su daño colateral, hay que poner parámetros y límites en la instalación de las antenas de 300 metros hasta 700 metros, respetando siempre al ser humano, no poner cerca de colegios, albergues, nidos, hospitales, postas. Esta radiación no ionizante afecta a todo tipo de ser vivo, como son a los insectos, nuestras mascotas, a las aves migratorias que están perdiendo su sentido natural de ubicación.
La instalación de las antenas de telefonía celular, siguiendo los diversos recomendaciones que nos hace los diferentes estudios e investigaciones alrededor del mundo. En Sud América existen estudios como la Resolución de Porto Alegre (18 y 19 de mayo del 2009) y el estudio Epidemiológico en Belo Horizonte (Brasil), en la que se menciona los efectos reales que hay a la exposición de la Radiación No Ionizante, al ser humano, a todo ser vivo, y al medio ambiente. En la que nos recomienda las distancias mínimas que debe de haber entre las antenas de telefonía celular, Wi fi, radares y el centro urbano.
En nuestro país no toma ninguna medida preventiva, lo más penoso es que La Ley General del Ambiente N° 28611, nos señala lo siguiente en el ARTICULO VII nos habla DEL PRINCIPIO PRECAUTORIO Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente,