martes, 12 de julio de 2011

BLANCANIEVES Y EL ESPEJO MÁGICO DE LA LEGISLACIÓN

Siempre me ha llamado la atención del popular cuento, Blancanieves y los siete enanitos, el repentino cambio de opinión del espejo mágico sobre la mujer más hermosa del reino. La malvada madrastra parece que se lo preguntaba diariamente al espejito por pura vanidad y, de repente, sin previo aviso, perdió su hegemonía a favor de Blancanieves. Tal vez se debiera a una mala noche de la reina, o al nuevo maquillaje de la princesa, que la hacía parecer siempre ruborizada, pero el hecho es que el juicio parecía definitivo y perentorio, al menos en la versión de Walt Disney. La reina ya no era la mujer más hermosa del reino y nunca lo sería mientras existiera Blancanieves.

Esto me recuerda a las modificaciones de la legislación en materia de seguridad que estamos padeciendo durante los últimos años. Constantemente se modifican normativas y reglamentos de seguridad estructural, instalaciones, prevención de incendios, etc, sustituyendo en la mayor parte de los casos a los anteriores y exigiendo medidas cada vez más restrictivas en cuanto al diseño y más costosas de ejecución. El motivo parece ser mejorar las condiciones de seguridad para las personas pero, como en el cuento, no existen criterios definidos al respecto que justifiquen unos costes de implantación y explotación cada vez más elevados.

Un ejemplo sencillo es un empresario industrial al que le proyectamos una nave en el año 2004 para almacenamiento de alfalfa. Era una nave sencilla, de estructura metálica y escasos cerramientos, sin grandes instalaciones ni aparente riesgo para el entorno o las personas. Dado que el negocio funcionaba bien, en el año 2008 decidió hacer una nave exactamente igual junto a esta. Sin embargo, para su sorpresa e indignación, el proyecto resultó ser bastante diferente debido a la aparición del Código Técnico de Edificación. Las cimentaciones y la estructura que había que ejecutar superaban en un 30 % el coste de la nave inicial y, como medida de seguridad, debía instalar sistemas de protección de incendios por valor de más de 100.000 Euros. Finalmente se vio obligado a adoptar todas las medidas adicionales porque ninguna compañía de seguros le proporcionaba cobertura a un almacén sin las preceptivas autorizaciones. A fecha de hoy, ni se ha caído la primera nave ni se ha evitado ningún incendio en la última.

Esto es un ejemplo que se puede aplicar a multitud de empresas. Desde pequeños negocios familiares hasta grandes complejos industriales que tienen que buscar el momento y el lugar más propicio para realizar sus inversiones, siempre sujetos a las nuevas normativas, ordenanzas municipales y demás trabas y sobrecostes que se les imponen para abrir un negocio en el complejo mercado en que nos hallamos.

Pero, ¿quién tiene el espejito mágico?, ¿quién es el lobby de Blancanieves, y en definitiva, cui prodest. 
¿A quién beneficia incrementar las medidas de seguridad por encima del posible riesgo? 
La respuesta está en algún cajón de casa, tal vez junto a la póliza médica, que confío no siga los mismos criterios para la prescripción de medicinas o tratamientos preventivos.


Por Alberto Hernández Bernad

1 comentario:

  1. Destacar precisamente a colación de lo anterior el artículo publicado hoy 14 de julio en la tribuna de el periódico El Mundo titulado Eficiencia Normativa, redactado por José Ignacio Sánchez Macias. En él se reclama el nombramiento de un órgano independiente que valore el impacto social y económico de los cambios normativos que promueven los diferentes departamentos ministeriales. Muy interesante.

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